La Generalidad ha multado con 1.200 euros a otra comerciante de Barcelona por no rotular en catalán. Feliciana, que es como se llama, ocultó el cartel en castellano, pero no lo sustituyó por otro. Ella advierte:"no pienso pasar por el aro, no pienso ser callada ante los nuevos dictadores".
Los casos de acoso al castellano no remiten en Cataluña. Según desvela este martes El Mundo, la propietaria de una pequeña tienda que ofrece tejidos al corte, Feliciana Piris Duque, ha sido multada por la Generalidad por no rotular en catalán su comercio.
"Se nos notificó la sanción el pasado 20 de noviembre, y entiendo que lo que está ocurriendo no es justo", explicó la afectada, en declaraciones al citado periódico.
Concretamente, la mujer se enfrenta ahora a una sanción de 1.200 euros por su negativa a cambiar el cartel con el que ofrece los productos de su negocio, llamado Blau Marí (azul marino, en catalán).
Lo que la Generalidad quiere que ponga en catalán, o en catalán y castellano, es el "textil, hogar y tapicería. Sedas, lanas, sastrería y fantasía". Feliciana ocultó los rótulos cuando se inició el procedimiento sancionador, pero la multa le ha llegado de todas formas.
"Vino una inspectora, me pidió que redactara los letreros en catalán y castellano, o bien sólo en catalán, tratando de meterme miedo con amenazas de multas", lamenta. La tendera destaca también que "el 80% de mis clientes son personas que no hablan casi nunca en catalán. ¿Por qué tengo que cambiar el cartel de mi negocio o pagar a la Generalitat 1.200 euros? No voy a pasar por el aro. Es un castigo desproporcionado y puede que incluso inconstitucional".
Amenaza Feliciana con llegar incluso al Tribunal Constitucional: "ya no es sólo por el dinero, sino por no ser callada ante los nuevos dictadores catalanes".
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