Antonio Robles
Cuenta la leyenda que la diosa Tetis, madre de Aquiles, sumergió a su hijo en las aguas del río Estigia sujetándolo por el talón del pie derecho con la esperanza de hacerlo inmortal. De ahí que el talón del héroe griego que la mano de su madre impidió que le bañara el agua, fuera el único punto vulnerable de su cuerpo.
Sigamos con leyendas. La Cataluña virtual que multa a comerciantes por rotular en castellano, logró su inmunidad satanizando a todos los que se oponían a su talibanismo lingüístico. Lo hemos escrito muchas veces: no importa si es incomprensible o fue una cobardía colectiva, pero lograron neutralizar la crítica a su talibanismo lingüístico porque nadie estaba dispuesto a ser señalado como enemigo del catalán. Importaba poco si el estigma de enemigo del catalán fuera una patraña bien adobada por el catalanismo para conseguir la sumisión frente a su abuso; así se producía y así se sigue produciendo. (Este recurso al estigma es a la inmunidad nacionalista lo que el río Estigia a la inmortalidad de Aquiles). Pero el catalanismo también tiene su talón de Aquiles: la dignidad de cualquier ciudadano corriente. Como es el caso de Xurde Rocamundi, un comerciante catalán de Arenys de Mar dispuesto a no ceder ante la multa de 1.200 euros que le han impuesto por tener el rótulo de su negocio en castellano y a no dejarse chantajear moralmente tratándole de enemigo del catalán.
Ese simple gesto deja sin fuerza al despotismo catalanista y obliga a las autoridades nacionalistas a evidenciar su racismo cultural si quieren reducirle. El miedo ya no les guarda la viña. Al menos con él. Porque él no cederá. Porque racismo cultural son las amenazas por teléfono, los ataques en foros y páginas de internet, las pintadas insultantes, porque propio de talibanes lingüísticos son las pancartas delante de su negocio con este lema propio de franquistas revenidos: "Txurde, si vols ser bon ciutadà, has de parlar en català" (Xurde, si quieres ser buen ciudadano, has de hablar en catalán), como chantaje y marginación es el boicot a su negocio.
Su actitud es aparentemente insignificante. No es nadie relevante, ni tiene poder económico o social, sólo es un ciudadano corriente, un currante azotado por la crisis como cualquier otro... y sin embargo posee el valor de los héroes. Sí, no exagero, porque héroe es quien se resiste allí donde todos los demás prefieren no buscarse líos, acomodarse, procurar pasar desapercibidos, o sea, "ande yo caliente y que se ría la gente".
Reflexionen conmigo, ¿qué sociedad catalanista es ésta que convierte a un hombre corriente, en héroe? ¿Qué sociedad es ésta que por resistirse a la exclusión cultural y defender su derecho a rotular su negocio en castellano sea visto por los demás como un acto ejemplar y valiente?
Es realmente extravagante convertirse en centro de atención por el mero hecho de reivindicar un derecho constitucional común, corriente, vulgar como es rotular en castellano en España. Es tan vulgar como incomprensible. Uno espera que detengan y multen a los políticos corruptos, y persigan sus chanchullos inmobiliarios (pero en el Parlament de Cataluña hace unos días CiU y PSC han impedido una comisión de investigación), o sean implacables con delincuentes y criminales. Pero endurecer las sanciones máximas de 3.000 euros a 10.000 euros, tal y como prevé el proyecto de reforma de la Ley de Comercio, no es de recibo. ¿Pretenden más ejemplaridad endureciendo las multas? ¿Ellos, que son incapaces de endurecer las penas a violadores y asesinos porque son menores de edad? ¡Cómo si las víctimas fueran menos asesinadas por venir de un menor!
Ellos a lo suyo, desde que el Tripartito comenzó a imponer sanciones en 2003, ya se cuentan 337 multas. Estadística hasta 2006, porque a partir de esa fecha se han negado a dar datos. De ellas, sólo tres ciudadanos se han atrevido a denunciarlo públicamente a través de las páginas de El Mundo de Cataluña. A saber, fincas Nebot, la pequeña tienda de tejidos "Blau Mari", de Feliciana Piris, la Escuela de Cataluña de Criminología con su subdirector José Luis Giménez y ahora Xurde Rocamundi, que ha interpuesto un recurso de alzada contra la sanción de la Agencia Catalana de Consumo. La rebelión está en marcha.
Encima los racistas intelectuales de este talibanismo cultural se empeñan en negar que ellos no multan por rotular en castellano, sino por no hacerlo también en catalán. ¡Hay que tener cara dura! Nadie en Cataluña sanciona a nadie por rotular sólo en catalán, pero sí, si lo hace sólo en castellano. Porque su ley del embudo consiste en decir que los rótulos tienen que estar "al menos en catalán", es decir, que estén necesariamente en catalán. El que además esté en castellano, no es una cuestión de derecho, sino de extravagancia. Pero ¡ay! del que sólo lo ponga en castellano... entonces los chivatos anónimos y los talibanes de turno te calzan la multa de rigor y la claca nacionalista te monta un escarche montonero en tu propia casa como si fueras un violador.
¿Se imaginan qué pasaría si el Gobierno de España aplicara esos mismos criterios? No habría dinero en las arcas de la Generalitat para pagar los cientos de miles de sanciones por cada señalización de carretera que sólo está en catalán, por cada rótulo callejero de todas las calles de todos los pueblos de Cataluña que sólo están en catalán, por cada cártel, sello o información institucional de escuelas, centros médicos o edificios gubernamentales que sólo están en catalán. No así en instituciones dependientes del Estados, como Hacienda o policía que sí están en los dos idiomas oficiales.
Bajo la reivindicación, "Por una Catalunya en llibertad: No a las multas lingüísticas", la lucha personal de Xurde Rocamundi tendrá apoyo de tres partidos políticos, PPC, UpyD y C’s y cuatro asociaciones cívicas, Tolerancia, Impulso Ciudadano, Ágora Socialista y Convivencia Cívica Catalana en la concentración del próximo sábado, 30 de enero a las 12 del mediodía en la plaza de la Iglesia de Arenys de Mar como protesta contra las Oficinas de delación lingüística (nombre menos eufemístico que "Oficines de drets lingüístics") y contra la política de sanciones de la "Agència Catalana de Consum".
Una sociedad decente no debe dar la espalda a una persona maltratada. Estaré contigo el sábado.
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