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La detención de Federico García Lorca se llevó a cabo en la casa de un amigo, poco después era fusilado por venganzas políticas. Alguien había presentado una denuncia anónima.

En el Diario de Ana Frank se puede leer: ‘El viernes 4 de agosto de 1944 se presenta como un día cualquiera. En la casa de delante trabajan los protectores; en el refugio, los escondidos realizan sus tareas en silencio. De pronto, un coche se detiene frente a Prinsengracht 263. Un oficial de la SS y tres policías holandeses bajan de un salto y entran en el edificio. Se dirigen en línea recta a las oficinas y obligan a Victor Kugler a que los conduzca al refugio. Alguien ha delatado a los escondidos…’.

La respuesta que recibió un empresario catalán cuando preguntó al agente de consumo de la Generalidad sobre el porqué del acta de infracción que levantaba por no disponer de un rótulo en catalán en el establecimiento que regentaba, fue muy explícita: “Alguien le ha denunciado”. De nada le sirvieron las explicaciones. Ese “alguien” no es nunca un cliente determinado, sino un oscuro personaje que se esconde, cobarde, en el anonimato y se refugia canallescamente en el patriotismo para perseguir con saña y voracidad a los resistentes, a los diferentes. La sordidez de la escena comparte el aroma a deshonestidad y a disolución de los principios morales que reina en el amanecer de todas las sociedades totalitarias.

El tripartito no está satisfecho. Con sus aliados convergentes ha ideado el mecanismo perfecto para atrapar en el enredo de la lengua a despistados y recalcitrantes. El artículo 311.5 del proyecto de Ley del Código de Consumo de Cataluña declara que ‘las personas consumidoras tienen el derecho y el deber de cooperar, de forma individual o mediante organizaciones que les representen con las administraciones públicas de velar por el cumplimiento de la legislación vigente en materia de protección de las personas consumidoras […]. El medio principal de cooperación es la denuncia’.

Para desfilar por las calles catalanas se prepara un ejército de delatores. Al mando, un tal Montilla.

José Domingo es diputado del Grupo Mixto en el Parlamento autonómico de Cataluña y presidente de la asociación Impulso Ciudadano.