Antonio Fernández.18/09/2010
En los últimos años, Cataluña ha multiplicado por 2,5 su endeudamiento. Cuando el Tripartito llegó al poder, en el año 2003, la deuda era de casi 11.000 millones de euros; en la actualidad alcanza los 28.769 millones de euros, un 14,72% de su producto interior bruto (PIB). Esto representa el 27,6% del total de la deuda acumulada por las comunidades autónomas. En números absolutos, es la CCAA más endeudada, pero en números relativos (porcentaje sobre el PIB) es superada por la Comunidad Valenciana, que llega al 16%. Baleares, Castilla-La Mancha y Galicia son las otras comunidades que superan con creces la media nacional, que se sitúa en el 9,8%.
La curva de endeudamiento en Cataluña -y generalmente en todas las comunidades- ha sido especialmente ascendente en los dos últimos años. “No es de extrañar, porque desde hace cinco años la población catalana ha crecido en más de millón y medio de personas. Y necesitamos cubrir el Estado del bienestar”, señalan a El Confidencial fuentes de la consejería de Economía que dirige el socialista Antoni Castells. Estas fuentes señalan que sólo en Sanidad hay un millón más de usuarios para atender que hace cinco años. Por otra parte, en Educación no ha habido tantos estudiantes desde el boom de los años 90. Estos servicios corren a cargo de las comunidades autónomas. Y esta situación se produce paralelamente a una brutal caída de ingresos por la crisis. Sólo por el impuesto de Transmisiones Patrimoniales el descenso supera los 2.000 millones. De ahí que las comunidades necesiten endeudarse para poder seguir prestando servicios”.
Desde la Generalitat se afirma que si Cataluña es la comunidad con un mayor endeudamiento es también porque es la que mayor peso tiene. Y el volumen de los traspasos de competencias finalizados hace necesario un desembolso mucho mayor de la Administración autonómica. “Aquí, quien presta los servicios y quien mantiene el Estado del Bienestar son las comunidades. Y quien recauda es el Estado. Por eso, si las comunidades nos endeudamos no es por derroche, sino por necesidad. No podemos dejar desatendidos sectores como Sanidad y Educación, que se llevan el grueso del gasto público”.
A comienzos de año, el propio Castells encabezó un road show por Europa -en realidad, él sólo asistió a la presentación en París, aunque luego el personal del Departamento llevó la oferta a otras ciudades, como Londres, Zurich o Francfort- que fue un éxito, ya que el Gobierno catalán logró colocar bonos por 1.300 y 800 millones de euros. “Luego, en abril, se hizo lo mismo en Japón, pero ya no se llegó a realizar la emisión porque los mercados estaban cerrados. No para nosotros, sino incluso para el Gobierno español”, añaden fuentes de Economía. El estallido de la crisis griega y los malos augurios sobre la economía española dieron al traste con sus aspiraciones. Estas mismas fuentes recuerdan que, recientemente, Madrid no pudo colocar sus bonos en los mercados, lo mismo que Valencia, y sólo ahora se comienzan a ver atisbos de apertura, ya que el Tesoro acaba de colocar deuda a 30 años.
Dos préstamos providenciales
Desde la Generalitat se señala que “después del plan de control de gasto, se redujo el déficit previsto para final de año”. El propio Castells rebajó las previsiones de financiación de 9.000 a poco más de 7.000 millones. Y ello después de aplicar las directivas del Gobierno central sobre el gasto en funcionariado y empresas públicas, que supusieron un ahorro de 1.670 millones. Aún así, en junio la agencia de calificación Standard & Poor's rebajó la calificación de Cataluña de AA- a A+. Y el Gobierno no tuvo más remedio que aplazar dos semanas los pagos a los hospitales concertados. Paralelamente, la Generalitat consiguió el 31 de julio un crédito sindicado de 1.000 millones de euros liderado por La Caixa y en el que participaron la casi totalidad de las entidades bancarias españolas. Las condiciones, según fuentes del ejecutivo catalán, fueron buenas: amortización a 4 años y un interés del euríbor más el 3%. A mediados de agosto, los bancos le concedieron otro crédito de 1.000 millones de euros más, con lo que las necesidades de financiación se sitúan, en este momento, en unos 3.500 millones de euros.
¿Cómo podrá la Generalitat financiar su gasto hasta final de año? Pues, sencillamente, “del mismo modo que hasta ahora: habrá que recurrir a créditos o colocando deuda en los mercados. Afortunadamente, parece que sale el sol en este campo y no descartamos poder realizar alguna emisión antes de fin de año”, señalan las fuentes consultadas.
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