De esa transformación sutil e insidiosa apenas se da cuenta la gente. De eso se trata. Solo los enseñantes y los periodistas saben -no ya porque estén en el ajo sino porque sin ellos no habría ajo- que la manada de los rinocerontes crece día a día y que las demás especies, si no emigran, pronto se verán ante la disyuntiva de engrosar el rebaño abjurando o reunirse los sábados en jaulas tan pequeñas como las de los indios americanos de las reservas de Tennessee, que llamarán centros regionales y en las cuales podrán tomar fino La Ina y bailar sevillanas con bata de cola color verde Andalucía.
Otro blog de "conciencia política".
PD: Vale la pena entrar en el enlace por la fotografía que complementa el artículo.
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